Eres tú la luz que me inspira. Siempre que he caído, has estado ahí para levantarme. Cuando el mundo se caía sobre todos, tú lo llevaste sobre los hombros. Cada vez que he necesitado tu ayuda, tus consejos siempre me han servido de apoyo. Verte siendo tú misma, conquistando cada día, ilumina mi vida y guia mi camino. Eres tú la que me inspira, por eso crezco a tu lado.

Eres tú la que me consuela. Saber que puedo buscar en ti el refugio que no puedo hallar en ningún otro lado, me alivia el corazón. Para mí siempre has sido como una vela en la oscuridad. Una vela que da calor, paz y serenidad, para todos los que están a tu alrededor. Emites un brillo que sólo puedo llamar mi hogar, y por eso quiero ser como tú, para algún día ser la veladora de alguien más. Eres tú la que me consuela, por eso consigo superarme.

Eres tú la que me cuida. Tuviste siempre un ojo puesto en mí. Te aseguraste de que aprendiera que todo el mundo tiene su luz y que hay que cuidarla y cuidar la de los demás. Me enseñaste que todas las luces son iguales. No temo al peligro, porque sé que tu espalda está contra la mía y no tengo nada a lo que temer contigo a mi lado. Eres tú la que me cuida, por eso me siento segura y siempre tengo una fuente a la recurrir.

Eres tú la luz que hoy brilla con más fuerza. Por ti y por todas, por las que estuvieron y por las que estarán: feliz Día de la Mujer.