Prende una veladora al inicio de la Cuaresma
«Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza.» – Génesis 18:27. (más…)
«Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza.» – Génesis 18:27. (más…)
Pertenezco a una generación que aún utilizaba las velas para iluminar su vida. Es cierto que ya había electricidad, pero demasiadas veces, el suministro fallaba, se cortaba o era tan pobre y débil que la luz eléctrica funcionaba cuando y como quería. Y si no quería, no había más remedio que acudir a las típicas velas para poder ver, para iluminarlo todo, iluminar el mundo, para no estar en la oscuridad. Hubo un tiempo en el que las velas eran la única fuente de iluminación en los locales, las casas y todas las estancias con techo. Todo se iluminaba con velas, velas que se ponían y sujetaban en candelabros, apliques, palmatorias, lámparas, lamparillas y otros objetos diseñados y pensados específicamente para no tener que sujetar las velas con las manos, lo que no era ni práctico ni recomendable, porque podías terminar quemándote con la cera que se iba derritiendo según se consumía la vela. Era una época donde las velas eran la luz que iluminaba el mundo.