La luz que más brilla

La luz que más brilla

Eres tú la luz que me inspira. Siempre que he caído, has estado ahí para levantarme. Cuando el mundo se caía sobre todos, tú lo llevaste sobre los hombros. Cada vez que he necesitado tu ayuda, tus consejos siempre me han servido de apoyo. Verte siendo tú misma, conquistando cada día, ilumina mi vida y guia mi camino. Eres tú la que me inspira, por eso crezco a tu lado. (más…)

¡Que viva el Carnaval!

¡Que viva el Carnaval!

Este momento de celebración tiene su origen en las culturas europeas más antiguas. Llegó a México hace cientos de años para quedarse. Aunque durante un tiempo fue prohibida y perseguida, esta impresionante y magnífica tradición pervivió sobre todo en los pequeños pueblos alrededor de las grandes ciudades. En esta fiesta internacional, las calles se llenan de vida y podemos disfrutar de alegres cuadrillas de charros enmascarados y desfiles de radiantes carrozas entre otros, todo ello acompañado de las alegres melodías de las bandas y orquestas de cada región. El Carnaval de Veracruz, «el más alegre del mundo», es uno de los más populares. Las costumbres más típicas son la Quema del Mal Humor, en la que se prende fuego a una escultura que representa todo lo malo que ha pasado ese año, y la interpretación del danzón folclórico, que llenan las calles de la ciudad de colores y música. (más…)

Farolito, las velas que iluminan el mundo

Farolito, las velas que iluminan el mundo

Pertenezco a una generación que aún utilizaba las velas para iluminar su vida. Es cierto que ya había electricidad, pero demasiadas veces, el suministro fallaba, se cortaba o era tan pobre y débil que la luz eléctrica funcionaba cuando y como quería. Y si no quería, no había más remedio que acudir a las típicas velas para poder ver, para iluminarlo todo, iluminar el mundo, para no estar en la oscuridad. Hubo un tiempo en el que las velas eran la única fuente de iluminación en los locales, las casas y todas las estancias con techo. Todo se iluminaba con velas, velas que se ponían y sujetaban en candelabros, apliques, palmatorias, lámparas, lamparillas y otros objetos diseñados y pensados específicamente para no tener que sujetar las velas con las manos, lo que no era ni práctico ni recomendable, porque podías terminar quemándote con la cera que se iba derritiendo según se consumía la vela. Era una época donde las velas eran la luz que iluminaba el mundo.

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